Solo quedan ya escombreras,
tus pagos abandonados,
desiertas están las eras.
No hay bueyes cargando arados
que arañen la dura tierra.
Ya solo quedan herrumbres
en aperos oxidados.
Se perdieron las costumbres,
nadie las ha recordado
y lo escrito ardió en la lumbre.
Solo quedan ya ruinas,
se derrumban los tejados.
Y en las aldeas vecinas
los comercios han cerrado
al igual que las cantinas.
Ya solo quedan abuelos,
viejos, tristes y cansados.
Hijos y nietos huyeron
dejando atrás el poblado
en el que todos crecieron.
Solo queda ya el mutismo
en inmuebles clausurados,
las calles no son lo mismo
sin el eco, silenciado
en el fondo del abismo.
Ya solo quedan trasvases,
mil molinos han plantado,
canteras, placas solares
y bidones enterrados
con residuos nucleares.
Solo quedan ya despojos.
La tristeza se ha adueñado
del brillo que había en tus ojos
al ver este triste hado
que causa rabia y enojo.
¿Quién permitió este tormento?
¿Quién propició este legado?
Si ese maldito no ha muerto,
al menos, que esté enterrado
en los restos de algún huerto.
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